miércoles, 7 de julio de 2010

En búsqueda de aires cada vez más puros, recorro diferentes lugares del mundo, incluso sin moverme de mi cama
Hay un deseo de renovarme, de hacer borrón y cuenta nueva en mi vida, para, capaz, disfrutarla más.
Escapar, en cierto modo, qué otra manera de decirla más sencilla.
Huir de la mala gente y sus malas vibras, e incluso de las mías, que me contaminan el cuerpo y la mente con una gigantezca nubre negruzca, opacando mi sonrisa generalmente pintada en mi cara.
Me gustaría tener el boceto de mi vida, dibujado o escrito con un lapiz delicado, o con una buena goma de borrar, para poder eliminar cada momento mal garabateado y mal pensado que he tenido que vivir. No es que eso me haya hecho mal. Por el contrario, cada uno me ha convertido en una persona más fuerte, en una persona que puede pensar con agilidad y cierta sabiduría juvenil.
El anhelo de poder inhalar un aire tan refrescante como el agua, de poder abrir los ojos y encontrarse con una luz casi cegadora que se refleje en las pupilas y en las lágrimas de felicidad. De mirar los colores, y que seas tan brillantes y llamativos, que parezcan irreales. De ver el cielo tan negro, que asuste, pero a la vez, de esa tranquilidad relajante que pueden dar las estrellas y la luna, tan pura y blanca, que no es capaz de dejarte sin compañía.
Incluso, poder despertarte junto a tu amor cada día. Poder besarlo y rodearme de él y de su olor en cada momento que deseemos, poder cumplir nuestras fantasías y contar uno con el otro como si lo que enrealidad nos uniera no fuera más que una simple amistad.
Cuantas clases de amor que existen: el amor de un hombre por una mujer, de un amigo a otro, de una amiga a otra, y entre sexos, el amor de un padre por un hijo, el amor de una madre por un hijo. Y todos los describimos como "amor". Qué mareo.

A veces me sorprende la inocencia que puede tener mi mente, comparada con las diferentes acciones que pude hacer.




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